sábado, 26 de febrero de 2011

Lluvia

Lluvia.

Bailarina quejumbrosa,
enjambre de amapolas
que duerme nuestras venas.

Llorona compulsiva
nos dejas tus lagañas
en este imperio triste
que secunda la nostalgia.

martes, 15 de febrero de 2011

Despedida (27 De Enero de 2011)



No recuerdo haber sentido algo más emocionante que los momentos previos al despegue de un avión. Primero el aviso del capitán hacia su tripulación: Tripulación preparados para el despegue. Después, el ruedo de las hélices que se multiplica miles de veces; el silencio de todos los pasajeros. Siempre que llega este momento me levanto levemente de la silla y hago un avistamiento a mí alrededor. Algunas señoras oran en silencio y se dan la bendición, otros, menos creyentes, buscan la calma con ejercicios de respiración, inhalo, exhalo, al lado de mi silla un hombre cierra los ojos y espera con resignación ese extraño instante. La velocidad crucero es sentida por cada uno de los pasajeros, el nerviosismo se apodera de todos los viajeros, sin importar las veces que hayan volado. Después el vacio. Las llantas se elevan, el concreto ha quedado abajo, el avión toma altura. Vuelve la respiración, el murmullo se despierta de nuevo en los pasillos, la vida dentro del vehículo vuelve a su cauce, todos seremos uno por varias de 8 horas.
Me dejo llevar por el frio de la noche aunque  no lo siento aislado dentro de la cabina del avión, pero juego a sentirlo, a vivir el transcurrir de la vida abajo. Tengo la mejor vista de Bogotá que haya tenido en toda mi vida; creo que es la mejor vista aérea que se ha dibujado en mis recuerdos. Los carros continúan su marcha llevando cansadas personas al hogar, las luces de los edificios vigilan el sueño de los trabajadores, que lejos, en sus casas, sueñan con no regresar a la oficina nunca más. Abajo la ciudad es inocente, continua su belleza sin pensar en nosotros que llenamos cada espacio de pensamientos y de sentido; para ella quizás, un  sinsentido.
Pego la cara a la ventanilla, la noche y la vida nocturna embellecen el inicio de este viaje, no queda más que esculpir el recuerdo en mi mente, antes de que el tiempo barra la habitación de los recuerdos y todo desaparezca con las bestias del olvido. Bella noche Bogotana, linda y fría Colombia esta noche, adiós, no veré mas tus entrañas, me refugio en la cueva del sur, adiós hasta que nos encontremos soñando en los miedos de la calle.