lunes, 26 de junio de 2017

Un feliz error

Ayer me sentía algo emocional. Mientras miraba las luces de la ciudad desde una oficina oscura, trataba de rastrear el último momento en el que había sido feliz. La respuesta estaba en el fútbol: jugarlo me distrae y me satisface, me da vigor y un propósito. Disfruto el cansancio posterior, el viaje de vuelta hasta mi casa, por lo general con alguna raspadura o algún golpe. Esa fue una felicidad íntima, solitaria, de un mes de antigüedad. ¿Pero cuál había sido la última vez que alguien me había hecho feliz?